Dos médicos venezolanos, egresados de la Universidad de Oriente, se reencuentran en Buenos Aires, Argentina. Allá se hacen novios y, tiempo después, comienzan a vivir juntos. Con la llegada de la pandemia, sus dinámicas laborales se hacen extenuantes y se ven sometidos a altos niveles de estrés.
Nací en la Isla de Margarita en 1990, quería ser beisbolista pero me hice médico en 2016. Migré a Buenos Aires en 2017, y desde entonces lucho contra el frío y vivo con el deseo diario de unas arepitas con pescado frito.