Luego de separarse de su esposo, Marga González se dedicó a levantar a sus tres hijas. Crecieron y se hicieron profesionales: una abogada, una odontóloga y otra contadora pública. La madre sentía que era el resultado de su esfuerzo. Con el tiempo, dos de las hijas se fueron de la casa y dejaron de interesarse en ella. A sus 63 años, entendió que no puede haber obligación en el amor.
Soy de Maracay. Proteccionista y rescatista de mascotas. Cuidadora certificada de adultos mayores. Estudié dos carreras de pregrado y actualmente curso una maestría.