Un día, Marlyn Puerta dejó de ser una aprendiz de Bioanálisis en un hospital de Caracas para convertirse en la familiar de una paciente con un derrame pleural. Tras muchos exámenes, los médicos no daban con un diagnóstico claro. Entonces perdió la fe.
Una vida, incluso vista a través de un microscopio, es más que células. A través de ese portaobjetos se puede apreciar una historia, un futuro, una sonrisa. Solo hay que detenerse para ir más allá de la tecnología. De eso se hizo consciente la bioanalista Marlyn Puerta, apenas comenzaba su carrera, cuando conoció a Bárbara, la protagonista de este relato.
Soy docente de corazón y bioanalista de carrera. De a ratos lectora y por accidente inevitable escritora. El arte forma parte de mí, mientras le doy orden a las moléculas en mi cerebro. Las palabras me sanaron y se mezclaron en mi biología. Por eso hoy creo para crear.