A lo largo de 11 años enfrentándose a desesperanzadores diagnósticos médicos, Andrés Ibarra entendió el valor de la gratitud y comenzó a fijarse en los pequeños detalles de la vida. A través de la cuenta de Instagram @decidecreer, no deja de compartir testimonios de fe y de superación personal. Historias como la suya.
Un pueblo de Trujillo, en Los Andes venezolanos, llamado El Tamborón. Una abuela que cruza cuchillos para espantar la lluvia. Un niño de 8 años ayudando a su padre a tapar con bolitas de plastilina las goteras del techo. Una casa que se desbarranca en medio de un aguacero. Desde Buenos Aires, donde reside desde hace tres años, el joven escritor venezolano Enmanuel Núñez escribe sobre sus montañas y sobre la fuerza del agua.
Al borde de la vía que une el eje cafetalero de Colombia con el resto del país, viven doña Leonor y su esposo Luis Enrique. Ella se conmovía cada vez que se asomaba a la ventana y observaba a venezolanos cansados, en esa carretera peligrosa, caminando hacia un mejor destino. Un día, aunque tenía poco que ofrecerles, se decidió a ayudarlos.
En menos de un año, Karla perdió a sus abuelos maternos, con quienes mantuvo una entrañable relación. A partir de entonces, comenzó a perder peso y a andar aletargada. Pensaba que era el duelo que estaba atravesando, hasta que su madre, al verla muy pálida, le pidió que fuera el médico porque sospechaba que otra podía ser la causa de su malestar.
Stefano Latouche nació con atrofia muscular espinal (AME) —una patología rara de origen genético que daña las neuronas motoras y causa la muerte—, por lo que su pronóstico de vida era de dos años. Para cuidarlo, sus padres acondicionaron en casa una habitación como si fuera una unidad de cuidados intensivos, y se dedicaron a buscar la Spinraza, un medicamento nuevo, escaso y de alto costo que podía alargar su vida.
Para alejarse de sus padres, con quienes tenía una relación
conflictiva, Andreína Gómez se fue de Venezuela a Buenos Aires en marzo de 2018. Al llegar comenzó a trabajar como acompañante terapéutica. Fue así como conoció a María Rodríguez, una anciana con la que tenía muchas cosas en común y a la que llegaría a atender —y a querer— como a un familiar cercano.
Oriana Abreu recibió una invitación para participar en un torneo de ultimate que se llevaría a cabo en Ocaña, Colombia. No tenía forma de costear sus gastos allá, pero no quería dejar de ir. Se le ocurrió entonces vender tartaletas de arequipe en la calle. Ese viaje y esas tartaletas le mostraron pistas del camino que debía recorrer.
Julimar Urrea vivía en Boca de Uchire, un pequeño pueblo del oriente de Venezuela, y soñaba con tener un salón de belleza propio. Asistió a un curso de un año en Caracas para hacerse técnico profesional. Cuando lo terminó, en 2017, sintió que, por la crisis que atravesaba el país, no era un buen momento para iniciar un negocio. Entonces decidió dejar a su esposo y a su hija, y migrar a Perú.
Xavier De Boricón, ingeniero egresado de la Universidad del Zulia, es experto en diseño de transformadores eléctricos. Construyó muchos durante años en la Electricidad de Caracas y otras empresas. Con el deterioro del sistema eléctrico nacional se fue quedando sin espacios para trabajar. Entonces la migración se le presentó como la mejor alternativa. Esta es su historia, contada por su hija.
A pesar del miedo por lo que pudiera pasarle, Luzmila Chaparro emprendió ella misma la búsqueda de Wilmer, su hijo de 21 años, funcionario de la Policía Municipal de Miranda, en el estado Carabobo, desaparecido a manos de sus propios compañeros. Denunció el caso una y otra vez, ante diferentes instancias, sin perder nunca las esperanzas de encontrar justicia.