Richard Pooll le prometió a su hermano Wilfredo que regresaría pronto de Tumeremo, el pueblo minero del sureste del estado Bolívar, en el sur de Venezuela, donde fundiría el oro que había extraído durante los últimos meses. Fue el 19 de noviembre de 2017. El último día que escuchó su voz.
LeerEsther Jaramillo y su pareja, Andrés Rodríguez, eran comerciantes en las minas de oro de Tumeremo, un territorio del estado Bolívar, en el sur de Venezuela, controlado por bandas criminales y grupos vinculados con la guerrilla colombiana. Desde junio de 2019, nadie sabe de ellos.
LeerHelena Rodríguez comenzó a sospechar que a su hija Milena García le pasaba algo cuando dejó de recibir sus llamadas desde las minas del sur del estado Bolívar. Por eso decidió llamar a un periódico de Ciudad Guayana para reportarla como desaparecida.
LeerEl fotógrafo Wilmer González solía acompañar a periodistas a las minas de oro, que conocía muy bien, en los estados Delta Amacuro y Bolívar. A eso salió de su casa el 16 de febrero de 2018 y no ha vuelto. A Lucy, su esposa, le han dicho que está muerto, pero ella sigue refiriéndose a él en presente.
LeerEudy de Jesús Gómez Basanta, de 31 años, desapareció la mañana viernes 28 de abril de 2017 cuando salió al campo cabalgando sobre un caballo blanco que pretendía cambiar por otro. Desde entonces Damelis, su madre, no ha dejado de buscarlo. Tan solo lo escucha hablar en sueños.
LeerÓscar Eliézer Meya —indígena del pueblo pemón taurepán por el lado su padre, y arekuna por su madre— era delgado y de piel bronce. Después de estudiar cinco años de medicina en el estado Guárico, se había devuelto a San Luis del Morichal, en el sur del estado Bolívar, de donde era. Allí trabajaba en una mina de oro. Y un día mientras tomaba unos tragos junto a un primo, lo desaparecieron.
LeerDesde que Agnelys se mudó a Caracas para estudiar, solía visitar con frecuencia a Rebeca, su madre, en Ciudad Bolívar. La última semana de julio de 2018 no logró viajar porque no encontró pasajes. Por eso estaba en Caracas cuando una tía la llamó para decirle que había pasado lo que tanto temía que ocurriera: Rebeca estaba desaparecida junto a Aldrin, su pareja.
LeerMaría José y Alexander tenían dos años viviendo juntos en Ciudad Guayana. Él, para hacerse con dinero extra al que le generaba su trabajo como abogado, comenzó a trasladar pasajeros hasta las zonas mineras del sur del estado Bolívar. Un día de mayo de 2018 ambos salieron de su casa y nunca más volvieron.
LeerEduardo, que tiene 12 de sus 33 años trabajando en las minas de oro del sur del estado Bolívar, es un testigo de lo que ocurre en las profundidades de la selva: masacres, enfermedades, tantos desaparecidos. Aunque a cada tanto regresa a su casa en Ciudad Bolívar, ileso de todo aquello, al cabo de un tiempo siempre vuelve a las minas.
LeerUn estudio de casos de la organización Codehciu revela que el Estado no busca a los desaparecidos en las minas. Familiares de cuatro de las seis historias que comprenden Fosas del Silencio señalan que funcionarios policiales les conminaron a desistir de la búsqueda, algo que contraviene los estándares internacionales sobre la búsqueda de desaparecidos
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