Una profesora que sale de madrugada de su casa para intentar llegar al colegio en el que trabaja. Un pueblo del estado Mérida, en Los Andes venezolanos, a oscuras. Una larga espera para que pase un bus (o para que alguien le dé la cola).
Fernando Albán estaba tranquilo porque su esposa y sus hijos se habían ido a vivir en Nueva York. Los visitaba de tanto en tanto, pero luego de una de esas visitas, a todos los alcanzó un destino que habían tratado de esquivar.
La madrugada del 24 de febrero, un estruendo sacó del sueño profundo a Kateryna Palanska, ucraniana de 30 años de edad. Se levantó, revisó las redes sociales y supo que una guerra había comenzado muy cerca de ella: tropas rusas invadían su país. Corrió a despertar a Josias de Lima, ingeniero venezolano de 37, con quien se casó en 2018. Resolvieron salir de Kiev, la ciudad donde habían decidido echar raíces.
A 10 meses de haber migrado a Perú, recibió la noticia de que su madre de crianza había fallecido en Caracas. Desde entonces ha estado al pendiente de sus abuelos, a quienes les ha tocado sortear dificultades en medio de una crisis económica cada vez más acentuada. Por las noches, Pierina Sora le pide a Dios que pronto pueda reencontrarse con ellos.
Desde FundaRedes, Javier Tarazona ha documentado y denunciado la presencia de grupos irregulares en la frontera venezolana. En 2020, la CIDH dictó medidas de protección para él y su familia. El 2 de julio de 2021, cuando intentó denunciar persecución y acoso policial, lo detuvieron en Coro, estado Falcón, junto a su hermano, Rafael Tarazona y a Omar de Dios García, también activistas de FundaRedes.
Sin tener cómo darles de comer a sus tres hijos, Alba, una madre soltera de Tucupita, no vio más opción que migrar por mar a la vecina isla de Trinidad. Zarpó en una embarcación ilegal, la noche del 22 de abril de 2021, segura de que se enrumbaba a un mejor destino. Pero en el camino encontró no pocos embates. Esta historia resultó finalista de la 4ta edición del Premio Lo Mejor de Nos.
Durante años, Nora se dedicó a darles clases particulares de física, química, matemática e inglés a los jóvenes de su comunidad, en Carúpano, estado Sucre. Entre sus alumnos tuvo a los hijos de Zoila Hernández. Cuando estos se graduaron, dejaron de tener noticias de Nora, hasta que, tiempo después, Zoila volvió a su casa para tenderle una mano.
En Santa Rosa de Agua, a orillas del lago de Maracaibo, Mary Carmen Vera y Renny García, junto a un grupo de niños, recolectan la basura que llega, arrastrada por el viento del norte, a las costas de esa comunidad. Saben que no es suficiente frente a la progresiva contaminación del lago, pero no están dispuestos a dejarlo de hacer.
En un peligroso barrio de Coro, en el estado Falcón, una mujer sin recursos fundó una coral infantil que luego se convirtió en escuela de música. Los aspirantes se sentaban en potes de pintura y ensayaban en la calle. Hoy forma parte del Sistema Nacional de Orquestas y sirve para darle tregua a la violencia.
Estando en un río, en Belén de Mamporal, Marcos Blanco recibió un balazo que le hizo perder la vista. Pasó muchos años encerrado en su dolor hasta que una prima lo invitó a su casa, en La Guaira, para que cambiara de ambiente. Allí lo llevó a un gimnasio. Esa visita cambiaría su vida, al ponerlo en contacto con el judo y, de esta manera, ganar el combate más importante que le tocaría librar.