José David González era adolescente cuando comenzó a participar en actividades de la iglesia católica en la parroquia San José de Paraguaipoa, en el estado Zulia, junto a misioneros de la Consolata. Allí comenzó a preocuparse por los problemas de su comunidad. Y entendió que exigir que fueran solucionados no estaba reñido con el evangelio.
En Delta Amacuro, en el extremo este de Venezuela, Eira Torres ha desarrollado una carrera de 23 años como profesora de la sede Tucupita de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Desde las aulas se ha empeñado en que las nuevas generaciones conozcan y empleen la lengua de su pueblo, el warao, como un modo de preservar su identidad.
Saylin Fernández es indígena wayuu. Creció en La Guajira al fragor de una guerra de 20 años entre su familia y otra de la comunidad. Fue el conflicto lo que la impulsó a conocer los derechos humanos primero, y luego a convertirse en comunicadora social y activista. Es miembro del comité de derechos humanos de La Guajira.
Amelia Conde es indígena del pueblo uwöttüja del estado Amazonas. Es coordinadora general de Mujeres Indígenas de Autana, una organización que fundó para que las mujeres alcen sus voces y participen en los asuntos públicos de la comunidad. Desde allí no ha dejado de denunciar cómo la minería ilegal ha arrasado su territorio.
Lisa Lynn Henrito es la primera y, hasta ahora, única mujer en ocupar el puesto de capitana de Maurak, la tercera comunidad más grande del pueblo pemón. El pueblo, en el municipio Gran Sabana, en el sur del estado Bolívar, se ha ido deteriorando con el auge de la minería ilegal. Fue por eso que ella decidió asumir el cargo de nuevo para, desde ese rol, luchar por su gente.
En 1998, la hermana María Narissi constituyó un Comité de Derechos Humanos para defender a las comunidades indígenas en San Fernando de Atabapo, estado Amazonas. Se mantuvo hasta que, en 2004, ella se fue a otro lugar. En 2022 varios de los antiguos miembros decidieron retomarlo para atender muchas denuncias de violaciones de derechos humanos. Esta es la historia de su coordinador, Nelson Cayupare.
Mensaje que forma parte de la campaña El silencio es amigo del abusador, desarrollada en una alianza entre Construyendo Futuros y La Vida de Nos, con el fin de prevenir el abuso sexual infantil.
La niña dormía en el mismo cuarto que su mamá y su padrastro. De tanto en tanto, él llegaba borracho, se desvestía frente a ella y se le insinuaba. Ella, que entonces estaba en 5to grado, trataba de no prestarle atención, pero una noche, a sus 11 años, él le saltó encima como un depredador a su presa. Este relato real forma parte de El silencio es amigo del abusador, una campaña de prevención del abuso sexual infantil en el hogar, desarrollada en alianza entre La Vida de Nos y Construyendo futuros.
La depresión en los niños y adolescentes se ha visto acentuada por la crisis económica y el confinamiento. Esto ha incidido en un incremento en los intentos de suicidio y autolesiones en ellos. El Servicio de Atención Psicológica de CECODAP, que presta asistencia gratuita para atender esos casos, se está viendo mermado en su operatividad por falta de presupuesto.
A sus 15 años de edad Ernesto solía encerrarse en el baño a golpear las paredes. Una vez Ana, su mamá, encontró fuera de su lugar un raticida que ella guardaba en la cocina. No le prestó atención hasta que su hijo se le acercó un día a preguntarle cómo se usaba. ¿Qué estaba pasando por la mente de su hijo? Lo supo la noche en que su hijo estalló en llanto y le dijo que era muy infeliz. Ana entendió que debía buscar ayuda profesional y la consiguió en el Servicio de Atención Psicológica de Cecodap.