Adrián Rodríguez no hará la Primera Comunión ni volverá a jugar fútbol y nunca será policía, como soñaba. Lo mató un “francotirador”. El 30 de julio de 2017 fue asesinado de un disparo en la cabeza, cuando observaba una manifestación de rechazo a la Constituyente. Fue la décima víctima de ese día. Acababa de cumplir los 13 años.
Siempre tuve la certeza de que el azar jugaba a hacernos creer que operaba, cuando en realidad era causalidad pura. Desde entonces escribo, jugando a juntar piezas de su rompecabezas, remedando acaso a quien nos juega.