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Crecidos en la adversidad

May 19, 2020

 

Los jóvenes venezolanos han debido hacerse adultos en una realidad terriblemente adversa. Han crecido en un país de instituciones descompuestas y en medio de profundas carencias. Les ha tocado hacerse su espacio en un ambiente lleno de obstáculos.

En La Vida de Nos hemos podido conocer, desarrollar y compartir historias de jóvenes que conforman una generación valiente, comprometida, resiliente y solidaria. Los miembros de esta generación son dueños de una madurez forjada en una realidad que sus padres llaman crisis pero que para ellos es la forma como han debido enfrentar la vida. Sus historias representan nuestra visión del porvenir de Venezuela.

Es por esto que en este trabajo especial, Jóvenes que se emocionan, jóvenes que actúan, estuvimos contando un «relato de relatos», tanto en nuestro sitio como en las redes sociales de La Vida de Nos, sobre cómo los jóvenes venezolanos están viviendo y afrontando la nueva etapa de esta larga crisis que ha supuesto la llegada de la pandemia de covid-19.

Para comenzar este relato, pusimos en contexto la situación en la que ya estaba sumida Venezuela antes de que llegara la pandemia a nuestras vidas. En este enlace, y basándonos en relatos ya publicados en La Vida de Nos, repasamos ese duro 2017 en el que los jóvenes fueron los inevitables protagonistas (y principales víctimas) de una despiadada represión.

Luego de ese traumático año, el 2018 fue de esperanzas rotas, lo que acentuó la estampida de compatriotas abandonando el país, algunos incluso caminando. Con esta segunda parte de ese resumen completamos el panorama de estos años que han debido atravesar nuestros jóvenes.

Y mientras el mundo se preparaba para una pesadilla, Venezuela había estado sumiéndose en su propia devastación. Si una región puede ilustrar el profundo nivel del deterioro, es la zuliana, cuya población se ha visto diezmada por una aguda ausencia de servicios públicos y una pobreza estridente. Muestras de ello lo representan Congo Mirador, un pueblo a orillas del lago de Maracaibo que ha sido abandonado en tanto lo ganaba la sedimentación, y cuya historia quedó registrada por el documental Había una vez en Venezuela, de Anabel Rodríguez Ríos; y el alucinante registro fotográfico de Vladimir Marcano, en Barranquitas, población con mayor prevalencia del Mal de Huntington en el mundo.

 

Teniendo más de 5 millones de venezolanos en los más remotos rincones del mundo, era de esperarse que algunos conocieran, antes de que llegara a nuestras tierras, cómo era eso de vivir en #confinamiento. Y fue así como Alexis Gutiérrez (desde China), Lis Sánchez (en Italia) y Lena Yau (desde España) nos contaron su cotidianidad por esos días.

En adelante, el mantra global pasó a ser #QuédateEnCasa, pero en Venezuela las mayorías no pueden darse ese lujo. Sus precarias economías los obligan a salir a la calle todos los días. A hacer colas por comida. Pero también por el agua, por el gas, por la gasolina…

El fotógrafo zuliano Iván Ocando mostró cómo dejar de buscar comida a diario en Maracaibo no es una opción, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda quedarse en casa para evitar contagios de covid-19.

En general, esa cartilla mínima global de lavarse las manos frecuentemente, hacer teletrabajo y recibir clases online es impensable para las mayorías en esta Venezuela a la que llegó la pandemia. Los que podíamos quedarnos en casa, no dejamos de preguntarnos cómo están haciendo niñas como Mariana, la “mamá” de 16 años de la comuna de niños de Sabana Grande, en Caracas. O Zayda, quien vive con su hijo donde la agarra la noche también en la capital del país.

El venezolano común, viva dentro o fuera del país, sabe que su economía es frágil. Es lo que le tocó vivir a Alejandro: tras cinco años de haber migrado a Argentina, una nueva crisis golpeó su cotidianidad: perdió su empleo en medio de la covid-19. Ese trabajo que le había permitido sacar a su familia de Venezuela, lo dejó en una inestabilidad mayor. Por fortuna, ese confinamiento por el que perdió el empleo, le permitió ayudarse con un trabajo en internet. Su responsabilidad sigue siendo la misma, sea dentro o fuera del país: velar por los suyos. La de Alejandro es la historia de tantos jóvenes que deben velar por sus mayores.

Estén donde estén, los jóvenes viven en la incertidumbre. Sin embargo, dos valores están muy presentes en ellos: la resiliencia y la solidaridad. Por eso, en este trabajo especial nos propusimos contar esas historias de Jóvenes que se emocionan, jóvenes que actúan.

 

Para intentar mostrar cómo, con el confinamiento, se acentúo la sensación de ahogo que ya experimentábamos los venezolanos, solicitamos a siete ilustradores venezolanos que mostraran cómo vivían los días de encierro. En este enlace podemos ver sus trabajos y reflexiones.

Los mayores temores de los venezolanos, según nuestros lectores, son: quedarse sin alimentos y sin estabilidad económica. De allí, la importancia de la solidaridad y el temple que han manifestado los jóvenes #CrecidosEnLaAdversidad de estas historias. Son varios los que, por ejemplo, hacen enormes esfuerzos para proseguir sus estudios con todas las condiciones en contra.

Parte de los propósitos de este gran relato que estuvimos contando fue acompañar a nuestros lectores en estos días pesarosos: hacer ver que siempre hay espacio para abrigar esperanza. Algunas de nuestras historias han salido de ese diálogo permanente que tenemos con los lectores en nuestras redes. Tal fue el caso de la historia de María Daniela Escalante, la cual nos fue referida por una lectora, mientras sondeábamos qué experiencias conocían que nos pudiesen recomendar. Aquí pueden leer su historia, junto a la de los otros jóvenes que tendrán en sus manos el futuro del país.

 

Lo más duro es llamar para dar malas noticias

María Daniela Escalante es una médica venezolana de 28 años de edad. Meses después de graduarse en la Universidad del Zulia, migró a España en septiembre de 2017. Los fines de semana trabaja en una residencia para adultos mayores en el centro de Madrid. Desde la llegada de la covid-19 ha debido redoblar sus esfuerzos para evitar que sus pacientes mueran.

 

Las respuestas que Laura encontró en Canaima

Desde que Laura Cubillán comenzó a estudiar medicina en la Universidad Central de Venezuela quiso trabajar en comunidades indígenas. Es lo que ahora hace en Canaima, en el estado Bolívar. Llegó allí para cumplir con un requisito académico y, un año después, no quiere devolverse a Caracas: ayudando a los pemones se siente libre.

Desirée ve a sus padres en los vecinos que ayuda

Cada mediodía, 92 adultos mayores o pacientes de patologías crónicas de la comunidad de San Isidro —ubicada al borde de la carretera vieja Petare-Guarenas— reciben comida caliente en sus casas. Es parte del programa Una vianda por la vida, que pretende evitar que los más vulnerables ante la covid-19 se expongan saliendo a la calle. Desirée Rodríguez, una joven de 34 años, coordina el equipo que lo hace posible. Esta fue una de las historias que divulgamos en alianza con Arepita.

Gratitud es la palabra que lo resume

En 2016 el nutricionista Óscar Vásquez fue testigo en primera fila del hambre que causaba estragos en los venezolanos. Cada vez recibía a más niños desnutridos en su consulta. Y los veía también cuando salía a la calle. La convicción de que debía hacer algo lo llevó a desarrollar un alimento terapéutico para que recuperaran peso y talla.

Las interacciones alcanzadas en Twitter con esta historia demostraron la sensibilidad que despierta el tema.

Darse la mano hasta el último momento

José Daniel Hernández es un ingeniero industrial venezolano que migró a Guayaquil (Ecuador). Allá desarrolló su vieja afición por la carpintería, lo cual le permitió tener un gesto solidario con una vecina. La historia la contó Jefferson Díaz, con ilustraciones de Shari Avendaño en esta infografía.

Puedo hacer algo para ayudar a la gente

Diana White es una joven caraqueña de 22 años que hace entrega de productos para los clientes de una farmacia usando sus patines. Se enteró de que en esa farmacia necesitaban personas con bicicletas (debido a la escasez de gasolina y el confinamiento) para entregar los productos a sus clientes. Ella se presentó y ahora hace las entregas patinando por todas las calles de Caracas. En este podcast, que contó con la reportería de Dalila Itriago e ilustración de Ivanna Balzán, ella lo narra en su propia voz.

 

Como una pequeña familia

Ayerim Valera es una joven de 32 años que creó, junto a su esposo, una pequeña fábrica de panes de hamburguesas y sándwiches. Junto a sus siete empleados producían aproximadamente 6 mil panes a la semana, pero con la llegada de la pandemia y la escasez de gasolina, ahora la producción alcanza a duras penas a 1 mil. Sin embargo, ella y su esposo se resisten a cerrar porque, entre otras cosas, sienten que tienen una responsabilidad con el sueldo de sus empleados, a quienes los enseñaron a hacer pan. Este podcast (en su propia voz) contó con la reportería de Alexandra Sucre y fue ilustrado por Robert Dugarte.

 

Uno no tiene idea de la magnitud de lo que está haciendo

Luis Palacios (22 años), presidente adjunto de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, estaba preocupado por los estudiantes que, a causa del confinamiento, se quedaron varados en Caracas y Maracay sin poder regresar a sus hogares en otras ciudades del país. Por eso, junto a un grupo de compañeros se movilizó para buscar fondos a fin de rentar buses que les permitieran regresar a sus hogares y ayudar económicamente a los que no querían ser una carga para sus familias. Este podcast (en su propia voz) contó con la reportería de Alexandra Sucre y fue ilustrado por Shari Avendaño.

 

Una ventana para salir del otro confinamiento

Adriana Oviedo tiene una tienda de diseño en Barquisimeto. En ella creó y perfeccionó, a petición de una amiga y de una periodista que la contactó, un tapabocas especial para ser usado por amigos y familiares de personas con sordera. Así podrían leerles los labios. Esta historia gráfica fue elaborada por Walther Sorg con textos de Jesús Piñero.

Lo esperan siempre con la tarea

Cuando se decretó el confinamiento, Alberto Villegas, maestro de 6to grado en un colegio en San Diego (Carabobo), comenzó a recibir mensajes de representantes preocupados por eso de las clases virtuales con tantas fallas eléctricas y de conectividad. Entonces se le ocurrió lo siguiente, mostrado en esta infografía elaborada por Walther Sorg con textos de Valeria Pedicini. El elevado sentido de la vocación de este maestro produjo conmovidos comentarios en las redes por parte de nuestros lectores, los cuales viralizaron su historia.

La experiencia al servicio de los demás

Ante la inminente llegada de la pandemia, un grupo de médicos se reunió para ver cómo podían colaborar. Fue así como el doctor Héctor Arrechedera, especialista en telemedicina, junto a sus compañeros de SOS Telemedicina, de la Facultad de Medicina de la UCV, crearon Llamada SOS. Convocaron a 30 jóvenes médicos para que atendieran las llamadas, y el 11 de abril entraron en funcionamiento. Esta historia fue ilustrada por Walther Sorg y contó con la reportería de Alexandra Sucre.

Y los pichones pudieron alzar el vuelo

Gabriel León es un joven de 20 años que forma parte del equipo de voluntarios de Provita, dedicado a salvaguardar nidos de cotorras cabeciamarillas en las costas de Margarita, a fin de cuidar la vida de los pichones de estas aves en peligro de extinción. Ni el confinamiento ha impedido que lleven a cabo su labor. Este podcast, narrado en su voz, contó con la reportería de Alexandra Sucre e ilustración de Carmen Helena García.

 

Me demostré que sí pude

En 2018, Caryarit Pérez, recién terminando sus estudios de ingeniería de producción en la USB, obtuvo una beca para cursar una maestría en el Montpellier Business School, en Francia. Resultó ser la primera de su promoción, entre 281 estudiantes de todo el mundo. Era la única estudiante venezolana cursando esa maestría. Esta historia contó con la reportería de Erick Lezama y la ilustración de Walther Sorg.

Hace que nosotros también sonriamos

Esta historia en la voz de Jesús Díaz, cofundador de la organización Dejando Sonrisas, cuenta sobre esta organización que tiene por objeto contribuir a paliar el hambre entre los niños y jóvenes más desprotegidos de la ciudad de Valencia. Contó con la reportería de Armando Díaz e ilustración de Ivanna Balzán.

 

Agua segura para todos

Hasler Iglesias conformó un equipo de ingenieros y estudiantes de ingeniería química para llevar a cabo un proyecto de potabilización del agua al que llamaron Agua segura. Lograron una alianza con la ONG Más verde más humano para analizar el agua que se consume en barrios y pueblos de Venezuela e instalar plantas de tratamiento. Esta historia contó con la reportería de Armando Díaz e ilustración de Lucas García.

¿Será que esos pañuelos blancos lo iluminaban todo?

Jaime Jimmy son unos hermanos gemelos que siempre han trabajado por Petare, en Caracas, donde viven desde que nacieron hace 34 años. Se les ocurrió que las platabandas podían ser un punto de encuentro para la gente de la comunidad, incluso en tiempos de pandemia. Pero de pronto el barrio se convirtió en el escenario de una guerra. Nadie podía siquiera asomarse a las ventanas. Pero ellos enfrentaron ese obstáculo y le dieron a la comunidad el proyecto que tenían pensado.

 

Volver a la arena blanca de su infancia

Esta es la historia de cómo un guía turístico, llamado Luis Riera, reunió a 200 habitantes de su pueblo para ayudar a limpiar las playas de Chichiriviche, cubiertas con una mancha negra por un derrame de petróleo. Este relato de jóvenes #CrecidosEnLaAdversidad fue escrito por Heberlizeth González y contó con la ilustración de Walther Sorg.

 

En esta pandemia dentro de una pandemia que supone la vida cotidiana en la Venezuela de hoy, son muchos los jóvenes que dedican sus esfuerzos a aliviar las dificultades de una población cada vez más empobrecida y vulnerable. Por ello, en el marco de Jóvenes que se emocionan, jóvenes que actúan decidimos contribuir a visibilizar el trabajo de tres de las tantas organizaciones fundadas por jóvenes y que se enfocan en el fortalecimiento de la ciudadanía. Para ello convocamos a un concurso para identificar y conocer estas organizaciones y escoger de allí las tres a las que desarrollaríamos un mensaje audiovisual que sirviese para una campaña para fortalecer sus recursos.

De ese concurso, seleccionamos el trabajo de las siguientes organizaciones juveniles:

Hacer ciudadanos es hacer ciudad 

Miguel quería soñar con el futuro. Un futuro que no lograba ver. Hasta que un día… Conozca aquí su historia, y el importante trabajo que lleva a cabo la ONG Haciendo ciudad, para contribuir con la formación de ciudadanía.

 

Poniendo color a los paisajes grises

¿Quién mejor que un emprendedor para ayudarte a emprender? Conoce el trabajo de Mil y un ideas para mi país, un grupo de jóvenes que le da color y vida a ideas de miles de venezolanos.

 

Cosas de la familia

Descubre la historia de cómo la Asociación Civil Kapé Kapé trabaja para que los miembros de los pueblos indígenas de Venezuela se sientan parte de la familia llamada Venezuela.

 

 

 

Solidaridad y resiliencia. Ese ha sido el lema de un valioso grupo de jóvenes venezolanos, miembros de una generación con una madurez forjada en una realidad que para ellos es la forma como han debido enfrentar la vida.
Estas son las historias que forman parte de nuestro relato de relatos, parte del proyecto Jóvenes que se emocionan, Jóvenes que actúan, con el que conocimos, desarrollamos y compartimos historias de venezolanos valientes y comprometidos.

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Organización dedicada a fomentar la memoria y la identidad a través del arte de contar historias que ayudan a comprender la Venezuela de hoy.

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