Una mañana de 1986, un fotógrafo del diario Panorama le tomó a Glenyis, de 4 años de edad, una foto que la retrataba descalza y despeinada en la Escuela Básica Nacional La Punta, de la Guajira, en el estado Zulia. Esa imagen se convirtió en una brújula que la guio hacia una vida diferente y que, 33 años después, todavía atesora.
Florelys Linares tenía 18 años y estudiaba educación en la Universidad de Carabobo. Ante los rumores de que privatizarían esa casa de estudios, al igual que otros de sus compañeros, salió a expresar su descontento. Iba en el transporte estudiantil cuando su vida tomó otro rumbo.
Paula Ardila vivía en la ciudad de Mérida, donde estudiaba idiomas modernos en la Universidad de Los Andes. Aunque su sueño era graduarse y ejercer su profesión en Venezuela, la crisis económica que atraviesa el país la llevó a migrar a Colombia, donde al poco tiempo comenzó a trabajar en un call center. Desde entonces sus días quedaron sumergidos en una extenuante rutina.
En Venezuela, solo una de cada 10 personas con cáncer logra obtener los medicamentos para calmar los dolores que esta enfermedad les provoca. Como una onda expansiva, el dolor de los pacientes oncológicos envuelve también a sus familiares y médicos: en medio de una crisis de salud que se agrava, unos y otros hacen cuanto pueden para sobrellevarla.
El 23 de febrero de 2019 El Transportista, líder vecinal de La Vega, parroquia del suroeste de Caracas, volvía a su casa luego de participar en una marcha en contra del régimen de Nicolás Maduro. En el camino le informaron que funcionarios de las Fuerzas Armadas Especiales pretendían entrar a su casa. Fue ese el momento exacto en el que su vida comenzó a ser otra
Nora Carpio era una joven liceísta cuando fue remitida a un psicólogo forense para sustentar un expediente contra un profesor por acoso sexual. En la consulta hablaron de muchas cosas. Él le dejó su tarjeta para cuando necesitara conversar de sus problemas y, en efecto, ella un día lo llamó. No lo sabía, pero allí comenzaría una historia que revelaría una oscura trama donde ella era apenas una de las víctimas.
A Yamilet Pacheco le enseñaron en su casa que las vacaciones son muy importantes. En su infancia y adolescencia, viajó mucho con su familia o a campamentos donde compartía con jóvenes de su edad. Hoy no puede garantizarle esa diversión a Gabriel, de 13 años, el menor de sus dos hijos.
Lorenzo Pacheco Mirabal pasó su infancia y su adolescencia entre distintas playas del mar Caribe. Todavía, a sus 78 años, atesora aquellos ratos de sol que lo hicieron tan feliz. Quisiera que sus nietos, entre ellos Víctor Hugo, pudieran vivir días como esos, sobre todo ahora que están de vacaciones escolares.
En 2018 el fotógrafo del diario Correo del Caroní Wilmer González se fue a una mina en Delta Amacuro para paliar una de las peores crisis económicas de la historia venezolana, y nunca más regresó. Su desaparición es parte de un patrón de violencia en los municipios mineros del sur del estado Bolívar, donde el gobierno ha formalizado el proyecto del Arco Minero del Orinoco en medio de graves violaciones a los derechos humanos.
Lorenzo tiene 7 años y, aunque está de vacaciones escolares, no ha dejado de asistir a su colegio. Participa en un plan vacacional organizado por Unicef en el que se reencuentra a diario con su maestra y con sus compañeros de clases, con quienes juega fútbol. Solo así puede recrearse en estos días libres.